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domingo, 2 de fevereiro de 2020

¿Ya pensó hacer un testamento espiritual?


Muchas personas hacen testamento para dejar sus bienes materiales. Pero, ¿cuántos piensan en los bienes espirituales y en la vida eterna?

Siendo innumerables los peligros a que está sujeta la vida humana, y conociendo que somos mortales y pecadores, que nacimos para morir, y no sabemos la hora; para que no seamos cogidos de improviso, vale la pena determinar y manifestar a todas las criaturas del cielo y de la tierra, nuestra última voluntad, con la ayuda de Dios, dejándola clara en un testamento.

Para que posamos nos inspirar, transcribimos el testamento espiritual de San Carlos Borromeo, compuesto de trece puntos:


En nombre del Padre y del Hijo y del Espírito Santo. Amen.

Yo (nombre) dispongo todas las cosas de mi alma; y primeramente declaro que, como fundamento de mi salvación eterna, protesto y confieso en presencia de Dios Omnipotente,  y de la Virgen Santísima María, y de toda la corte del cielo, es mi voluntad vivir y morir obediente a la santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana; creyendo firmemente, como creo, en todos los artículos de la fe, enseñados por los santos Apósteles, como me los propone y explica nuestra santa madre Iglesia. Todo cuanto  me ocurriere contra esta santa Fe Católica Romana lo tengo desde luego por tentación del demonio: y si dijere o hiciere alguna  cosa (lo cual Dios no permita) contra ella, en virtud de esta cláusula, lo revoco y anulo y es mi voluntad que no se tenga por dicho ni hecho.

    1- Por esta mi última voluntad protesto, que en mi muerte deseo y quiero recibir el santo sacramento de la Penitencia, confesándome enteramente de mis pecados. Y si por algún accidente no me pudiere confesar, es mi intención y mi voluntad confesarme y dolerme de todas mis culpas y pecados, y llorarlos amargamente; no tanto por el temor del infierno, cuanto por haber ofendido al Sumo Bien, que es mi Dios, a quien debo servir y amar sobre todas las cosas; lo cual ahora propongo firmemente hacer con su divina gracia todo el tiempo de mi vida, sin ofenderle jamás.

    2- Es mi voluntad y quiero recibir el santísimo Viático. Y si por algún accidente no le pudiere recibir, declaro que es mi voluntad recibirle por lo menos espiritualmente con el corazón, adorando a mi Señor Jesucristo Sacramentado, y suplicándole se digne estar conmigo en tan peligroso viaje; me defienda de mis enemigos infernales, y me lleve al puerto seguro de la eterna bienaventuranza.

    3- Declaro que quiero pasar de esta vida mortal con el último sacramento de la  Extremaunción. Y no pudiendo por algún impedimento recibirle, ruego a mi Dios y Señor se digne ungirme todos mis sentidos con el óleo santo de su infinita misericordia, perdonándome todos los pecados que he cometido con mis ojos y oídos, lengua, gusto, olfato, tacto y pensamiento.

    4- Es mi voluntad acabar mi vida mortal esperando en la infinita misericordia de mi Dios el perdón de todos mis pecados y la salvación eterna de mi alma: teniendo, como tengo , la palabra de mi Señor Jesucristo , que dijo : «No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

    5- Confieso que aun las obras buenas las he hecho con muchas imperfecciones, negligencias y faltas. Y para que el demonio quede confuso, declaro que no presumo por solas mis buenas obras merecer el cielo, sino principalmente por los infinitos merecimientos y preciosísima sangre de mi Señor Jesucristo, derramada en la cruz por mi salvación eterna.

    6- Protesto y declaro que es mi voluntad padecer con paciencia y conformidad cualquier enfermedad y dolor que Dios me diere, hasta el último aliento de mi vida; que sea en unión de lo que mi Señor Jesucristo padeció por mí. Y si por mi fragilidad y miseria yo cayere en alguna impaciencia, desde ahora me arrepiento, y me pesa de mi culpa y del mal ejemplo que diere con mis impacientes obras y palabras, rogando a mi Dios no me desampare en aquel peligroso trance de mi muerte.

    7- Quiero perdonar y perdono todas las injurias y ofensas que me hayan hecho las criaturas en esta vida; rogándoles que a mí me perdonen; y a mi Dios suplico que me perdone mis pecados: y a todos los que en este mundo me han ofendido también su divina Majestad los perdone, y les ayude y asista con su divina gracia.

    8- Es mi voluntad, y quiero dar infinitas gracias a mi Dios y Señor por todos los beneficios que me ha hecho, espirituales como temporales: y particularmente por el beneficio de la creación, redención y vocación a su santo conocimiento; y por haberme esperado tanto tiempo a la penitencia, habiendo podido condenarme por mis graves pecados. Sea para siempre bendita su infinita bondad, piedad y misericordia.

    
    9- Quiero y deseo sumamente que de esta mi última voluntad sea ejecutora y protectora la gloriosa siempre Virgen María mi Señora, abogada de los pecadores, el glorioso patriarca S. José, y mis principales santos patronos y abogados, de quien soy devoto, a los cuales ruego me favorezcan en la hora de mi muerte, para que se digne nuestro Señor Jesucristo recibir en paz mi alma y mi espíritu.

      10- Quiero, declaro, constituyo y nombro por defensor y curador de mi alma al santo Ángel de mi guarda en el tremendo juicio de mi Dios y Señor cuando se vea mi causa y se me haya de dar la sentencia final de mi vida: y le ruego que así como Nuestro Señor Jesucristo le encomendó mi alma, y la puso debajo de su tutela y amparo en esta vida, así la defienda y lleve en sus manos al descanso eterno de la gloria.

    11- Ruego por las entrañas de mi Señor Jesucristo a todos mis parientes y amigos  verdaderos que me ayuden con sus oraciones y obras de satisfacción, y principalmente con el santo sacrificio de la Misa, como medio más eficaz ; para que si por la infinita misericordia de mi Dios estuviere mi alma en las penas del  purgatorio, sea libre de ellas; que yo les ofrezco no ser ingrato a tanto beneficio.

    12- Es mi voluntad y deseo que mi alma, luego después de mi muerte, sea puesta en la llaga amorosísima del Sagrado Costado de mi Señor Jesucristo, donde quisiera que perpetuamente viviese depositada para su eterno descanso.

    13- Finalmente, protesto y declaro que es mi voluntad aceptar con todo mi corazón la muerte en cualquier modo, tiempo y hora en que mi Dios y Señor me la enviare; conformando mi voluntad con la suya, y recibiéndola con paciencia en satisfacción de mis pecados. Le doy a mi Dios muchas gracias de la vida que hasta ahora me ha concedido; la cual, si fuere servido alargar, sea para más servirle con ella; y si dispusiere que yo muera, cúmplase en mí su divina voluntad: la alma y el cuerpo, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte están en su piadosa y omnipotente mano. También suplico y ruego a mi Dios y Señor no permita que jamás me aparte  de esta mi última voluntad, que es estar siempre conforme con su voluntad  Santísima.»

Yo ya firmé de mi propia mano este mi último testamento, día 2 del mes de febrero del año de 2020. Y Usted, ¿no quiere hacer el suyo?

El día que firme su testamento confiese y comulgue. Lea con atención su testamento una o más veces al año, y cuando estuviere enfermo o en peligro de vida, haga que se lo lean muy de propósito.

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