Visualizações de página na última semana

segunda-feira, 6 de abril de 2015

Satanás "reina" durante tres días en la Semana Santa de Ecuador

La “diablada” de Alangasí escenifica el triunfo del Bien sobre el Mal
Los diablos tienen que “ser fieles a sus mujeres, no pegarlas ni tomar alcohol”
Religion Digital, José Manuel Vidal, 05 de abril de 2015
(José Manuel Vidal, enviado especial a Quito).- Desde la noche del Viernes Santo, día de la muerte de Cristo, hasta el domingo de Pascua, los católicos de todo el mundo esperan, en silencio, la Resurrección del Señor. Pero en Alangasí, pequeña ciudad de Ecuador, esos tres días son el reino de Satán en la tierra. Es la "diablada", que escenifica tanto la toma como la entrega del poder de las tinieblas en la iglesia del pueblo y durante los ritos de Semana Santa.
Los diablos, 24 en total este año, salen de sus escondrijos durante la procesión de la noche del viernes santo, se introducen entre la gente y ofrecen a los mayores billetes y revistas pornográficas, para tentarlos, al tiempo que asustan a los niños, que, sobre todo si son pequeños, gritan despavoridos.
Porque tanto Satanás, el jefe de la diablada de Alangasí, como sus 24 diablos van perfectamente caracterizados, para producir terror. Todos llevan enormes caretas con cuernos y colmillos; capas largas; tridentes de hierro; billetes de dólares falsos o revistas pornográficas. Algunos portan incluso, pequeños muñecos colgados. "Son los hijos de los diablos", dice a mi lado una señora, mientras sostiene con fuerza un gran cirio para ahuyentarlos.
Algunos, más modernos, llevan caretas tecnológicas, con luces que se encienden y se apagan. Mientras el jefe de la diablada porta un gran libro, en el que va anotando los nombres de los "condenados".
"Se trata de la escenificación de la eterna lucha del Bien y del Mal, con la consiguiente moraleja interpretada ante el pueblo: el triunfo de Jesús sobre Satanás", explica Fabián López, vocal de Cultura de la parroquia.
Para ser diablo en Alangasí hay que opositar y, según cuenta, Fabián, no se eligen para diablos, como parecería lo más lógico, a los más malos del pueblo. Al contrario, se seleccionan a los buenos. "Si son adultos, tienen que estar casados por la Iglesia, no pegar a sus mujeres, ser fieles y no ser tomadores (alcohólicos). Si los aspirantes a diablos son niños, sus padres tienen que acreditar que son obedientes y estudiosos", cuenta el vocal de cultura de la parroquia.
Aquí, los diablos también son católicos y ofrecen encarnar ese papel por su profunda fe y por hacer penitencia, soportando largas caminatas, con sus pesadas caretas, asi como el cansancio, el sudor, o el sol, que cae en picado. Y, además, tienen que interpretar bien el papel del demonio, porque, de lo contrario y según la creencia popular, soñará con el infierno muchos años.
Tras aterrorizar a los vecinos desde el viernes, el domingo, en plena eucaristía de Pascua, entran en la iglesia, que se encuentra abarrotada de fieles de todas las edades: niños, jóvenes, adultos y ancianos. Aquí, todo el pueblo va a misa.
Llegan los 24 juntos y comienzan a dispersarse por todo el templo. Sus caretas son realmente feas y producen terror entre los niños y prevención entre los adultos. Gritan, corretean por el templo, dan golpes en el suelo con sus tridentes y se proclaman dueños y señores.
En el presbiterio, el sacerdote César Arias termina la oración previa a la liturgia de la Palabra y da paso a las lecturas. Mientras una mujer lee las lecturas del día, los diablos campan a sus anchas por la iglesia, asustando a los niños. Eso sí, sin subirse al presbiterio, territorio sagrado.
Pero su reino está tocando a su fin. Tras las lectura, el párroco proclama el himno de la Resurrección y grita, con voz potente, tres veces: ¡Gloria, gloria, gloria! El pueblo también grita la misma proclama otras tres veces y los diablos huyen despavoridos y salen del templo.
Y allí dan rienda suelta a su furor, disparando cohetes y fuegos artificiales. El infierno explota y los diablos se marchan corriendo, para reunirse y quitarse las caretas, en casa del prioste o jefe de diablada de Alangasí.
En la homilía, el padre Arias, aprovecha la ocasión para adoctrinar a sus fieles: "El bien, la justicia y la verdad siempre triunfan". Y, para eso, a su juicio, son los propios fieles los que "tienen que cambiar el corazón" y luchar por los valores del Reino.
Porque, "un cristiano no puede estar tranquilo, si, a su alrededor, reina la injusticia o la mentira o, si a su lado, alguien pasa hambre". Y concluye con una invitación al testimonio: "Tenemos que vivir sin miedo, porque Cristo nos acompaña. Tenemos que dar testimonio de fe y no usar la cruz como un adorno o un amuleto de la suerte". Y el ritual concluye con aleluyas a Cristo, vencedor de la muerte y de la diablada de Alangasí. El Reino de las tinieblas ha sido derrotado: Christus vincit.

Contra la Misa castrense en La 2 de RTVE

La emisión en la noche del viernes en La 2 de RTVE de la Celebración de la Vigilia Pascual, desde la Catedral Castrense de Madrid, ha cosechado numerosas críticas en las redes sociales. Principalmente, los espectadores se quejan de que, con dinero público, se pague la emisión de un evento religioso, cuando España es un país aconfesional. La misa se emitió dentro de una edición especial del programa El día del Señor, que se emite semanalmente en la cadena.
Las críticas se extienden a la amplia cobertura que los informativos de la televisión estatal han dedicado a la Semana Santa en España y el resto del mundo y a las misas en directo que ha emitido el Canal 24 Horas, sobre todo con conexiones con los actos del Papa Francisco en el Vaticano. El Huffington Post,  5 de abril de 2015

Masacre contra los cristianos en Kenia

Al menos 147 personas murieron en el ataque perpetrado este jueves por el grupo islamista radical Al Shabaab en la Universidad de Garisa, en el este de Kenia. Los cuatro asaltantes se esparcieron por todo el campus y finalmente se concentraron en una residencia de estudiantes femenina que suele albergar a 800 personas. Liberaron a los musulmanes y retuvo a los cristianos. Dieciséis horas después, los servicios de seguridad de Kenia abatieron a los cuatro combatientes islamistas.
Or, l’université de Garissa est la seule à offrir un enseignement universitaire dans toute la province du Nord-Est, qui est aussi grande que la Grèce. Dans cette région pauvre et marginalisée du Kenya, l’activité principale demeure l’élevage, de plus en plus difficile en raison des sécheresses et de la multiplication des animaux. Elle est aussi peuplée majoritairement de Somalis. (Le Monde, 5/4/2015)
Alrededor de las 5.30 (hora local) varios hombres armados entraron en la Universidad de Garissa haciéndose pasar por fieles que iban a rezar a la mezquita que se encuentra en el campus.
Una vez dentro, han detonado una bomba para desatar el caos y "han abierto fuego de forma indiscriminada", tal y como ha relatado el inspector de Policía Joseph Boinnet. Posteriormente, se han esparcido por todo el campus y finalmente se han concentrado en una residencia de estudiantes femenina que suele albergar a 800 personas.
Mientras, Al Shabaab ha emitido un nuevo comunicado en el que amenaza con perpetrar nuevos ataques en Kenia. El grupo, en este sentido, ha confirmado que se trató de un asalto especialmente dirigido contra los kafir, los no creyentes.
"Todos los musulmanes recibieron permiso para abandonar el lugar antes de que procedieramos con las ejecuciones de los infieles. La sangre de un musulmán es inviolable, la del infiel no tiene protección alguna", hace saber Al Shabaab, antes de extender sus amenazas al resto de la población. El Huffington Post,  4 de abril de 2015
Dans cette attaque, tout a été conçu pour susciter l'effroi, la peine et la colère. L’université de Garissa a été visée pour ces raisons. Tout a été conçu pour susciter, dans un second temps, l’effroi, la peine et la colère : des étudiants surpris dans leur sommeil, chassés impitoyablement, triés en fonction de leur religion avant d’être abattus (les chrétiens) ou épargnés (les musulmans ou ceux en mesure de réciter une sourate du Coran), le tout assorti de propos provocateurs dont les assaillants se doutaient bien qu’ils seraient rapportés par les survivants, souhaitant notamment aux étudiants « de bonnes vacances de Pâques », comme le transmet l’Agence France-Presse, avant de décider qui achever, qui laisser vivre. (Le Monde, 5/4/2015)

GENOCIDIO DEI CRISTIANI. UNA SVOLTA NELLA CHIESA BERGOGLIANA ?

C’è voluto il macello – con decapitazioni e sgozzamenti – di 144 giovani cristiani inermi, il giovedì santo, in Kenya, da parte di un commando islamista, per provocare un significativo “mea culpa” di papa Bergoglio, il venerdì santo.
Il papa ha infatti letto questa bella preghiera: “nel Tuo viso schiaffeggiato vediamo il nostro peccato, in Te vediamo i nostri fratelli perseguitati, decapitati e crocifissi per la loro fede in Te, sotto i nostri occhi e spesso con il nostro silenzio complice”.
E’ una drammatica ammissione, anche se ci sarà un coro di corte che interpreterà quelle parole come riferite ad altri, o come una frase generica e retorica: non possiamo certo pensare che papa Bergoglio abbia parlato in modo insincero, ipocrita e senza umiltà. Le sue parole sono un chiaro e leale “mea culpa”.
Anche commovente. Come quando il giovedì santo ha detto: “Io laverò oggi i piedi di dodici di voi… Ma anche io ho bisogno di essere lavato dal Signore e per questo pregate durante questa Messa perché il Signore lavi anche le mie sporcizie”.
E’ il mea culpa pubblico di Pietro. Dovremmo tacerlo se lui stesso lo ha pronunciato pubblicamente? Si tratta semmai di aiutare a fare una svolta vera.
IL TRADIMENTO DI PIETRO
Dopo l’arresto di Gesù duemila anni fa si vide il rinnegamento di Pietro e la fuga degli apostoli che abbandonarono il Maestro nelle mani dei carnefici (tutti eccetto Giovanni).
Ma, dopo aver rinnegato il Signore (per una comprensibile codardia umana), Pietro “guardato da Gesù” scoppia in lacrime e – umiliato e pentito – poi cambia e conforta tutti gli altri nella fede (seguendo infine Gesù sulla croce).
In ogni tempo gli apostoli – come predisse Gesù – sono “vagliati da Satana. Anche oggi, l’epoca in cui la Chiesa rivive la Passione di Cristo, con un oceano di sangue che non ha eguali in duemila anni di storia: si può constatare che ancora una volta (con rare eccezioni) gli apostoli spesso si dileguano e Pietro sembra aver paura di difendere la verità, perfino davanti a una ragazzetta, lì nel cortile di Caifa?
Il “silenzio complice” davanti al macello dei cristiani, la reticenza davanti ai loro carnefici (oggi perlopiù musulmani e comunisti), la sudditanza di fronte ai poteri mondani che vogliono sottomettere la Chiesa, tutto questo ricorda il rinnegamento di Pietro.
Ma ora anche papa Bergoglio farà come Pietro?
Ci sarà un cambiamento vero e concreto?
A leggere il suo messaggio all’arcivescovo di Nairobi non ancora.
RETICENZA
Di nuovo si obbedisce al nefasto comandamento, già osservato da Obama, di non evocare mai l’Islam per gli atti di terrorismo islamista.
Infatti, senza nominare i carnefici e la loro ideologia, il messaggio del papa condanna questo “atto di brutalità senza senso” come se fosse la caduta dell’Airbus tedesco, una tragedia isolata dovuta a uno che è impazzito.
Si continua a tacere che è in atto da tempo, in decine di paesi, una sistematica e planetaria persecuzione islamica contro i cristiani.
Il papa chiede giustamente di “raddoppiare gli sforzi per porre fine a una tale violenza”, ma il primo passo per combattere la violenza ideologica è dire la verità e se nemmeno lui ha il coraggio della verità come potrà finire il “silenzio complice”?
Certo, il “mea culpa” del venerdì santo è già qualcosa. E’ una grazia ottenuta forse dalle preghiere di molti semplici cristiani e dalla “parresia” di pochi testimoni.
Ci sono persone inchiodate su un letto di dolore che in queste ore hanno pianto per quei poveri studenti cristiani del Kenya.
Molti offrono le loro sofferenze perché il papa e i vescovi diventino virili e indomiti difensori dei cristiani perseguitati e della verità, così come pregarono e offrirono per il Sinodo di ottobre (ottenendo la sconfitta, almeno momentanea, di Kasper e compagni).
Anche questi sono i miracoli della preghiera. Occorre però anche dire pane al pane e vino al vino.
Del resto papa Bergoglio, dall’inizio del suo pontificato, chiede proprio preghiere e “parresia”, cioè il parlar chiaro.
Bisogna parlar chiaro ai pastori, memori delle parole di santa Caterina da Siena a certi pavidi ecclesiastici: “Aprite gli occhi e guardate la perversità della morte che è venuta nel mondo e singularmente nel corpo della Santa Chiesa. Ohimé, scoppi lo cuore e l’anima vostra a vedere tante offese a Dio!…Ahimé, basta tacere! Gridate con centomila lingue. Vedo che, per lo tacere, il mondo è guasto, la Sposa di Cristo è impallidita!”.
E’ appunto con la preghiera e la “parresia”, che si può aiutare papa Francesco nel suo ministero.
LA CORTE DEI SILENZI
Invece non lo aiuta, anzi lo induce a “silenzi complici”, quella corte che sempre e comunque lo esalta, lo acclama, lo incensa quasi replicando la gag di Ettore Petrolini nei panni di Nerone, adulato “a prescindere”.
Un giorno Bergoglio disse che “la corte è la lebbra del papato”. E’ vero. Anche del suo papato. Lui stesso, in una intervista, disse che la “francescomania” è da lui percepita come un’aggressione.
La papolatria è spesso una maschera dietro cui ci si mette comodamente al caldo. E a volte mitizzare il papa è anche un modo per non prendere sul serio ciò che lui dice.
Pure nelle scorse settimane si sono visti certi responsabili di realtà ecclesiali pesantemente corretti dal papa, che hanno eluso le sue parole tramite l’esaltazione della persona di Bergoglio come fosse un’apparizione celeste.
Ora davanti al “mea culpa” papale del venerdì santo è prevedibile che la macchina dell’incenso voglia neutralizzare la portata di quell’ammissione.
Invece occorre capire cosa il Papa concretamente propone alle istituzioni internazionali e al mondo per mettere fine al “silenzio complice”. E cosa farà lui.
Mi viene in mente il silenzio totale (finora) del papa di fronte alla tragedia di Asia Bibi, la madre pakistana condannata all’impiccagione solo perché cristiana, un silenzio terribile anche sulla famigerata “legge sulla blasfemia” e sulle condizioni di schiavitù dei cristiani di quel paese.
Silenzio totale pure sul caso di Meriam, in Sudan.
C’è stato poi il silenzio dell’estate scorsa sulle prime stragi dell’Isis. In seguito, anche grazie alle pressioni dei media, il papa ha parlato pure molte volte.
I tifosi compilano pure un elenco di dichiarazioni di papa Bergoglio sui cristiani perseguitati, ma purtroppo sono quasi tutti interventi “innocui”, dove non si chiamano mai per nome i carnefici.
Inoltre il papa, nel momento dell’offensiva dell’Isis, con i cristiani braccati e in fuga, ha affermato che non si doveva usare la forza per proteggere quelle popolazioni minacciate e indifese, come invece chiedevano tutti i vescovi del luogo.
Del resto al di là dei gruppi terroristi c’è un problema islamico generale e bisogna esigere – a chiare parole e con iniziative serie – la fine delle persecuzioni e delle discriminazioni contro i cristiani in tutti gli stati musulmani.
Si capisce che il papa creda nel dialogo come la via per ottenere una certa reciprocità. E’ giusto. Ma era proprio necessario, mentre in Iraq si perpetravano massacri di cristiani che rifiutavano di farsi musulmani, recarsi nella moschea di Istanbul per fare addirittura un atto di adorazione rivolto alla Mecca?
E non si citi a sproposito la visita in moschea di Benedetto XVI che non ha mai fatto un gesto simile di adorazione e che comunque aveva parlato molto chiaro a Ratisbona.
Poi è arrivata pure la gaffe sul “pugno” dopo la strage di Parigi, che è stata usata da certi ultras islamici.
UNA SVOLTA
Ma ora, dopo il mea culpa di venerdì, ci aspettiamo una svolta. Ci aspettiamo che – affacciato a quella finestra – papa Bergoglio, con tutto il prestigio di cui gode sui media, svegli tutti i potenti della terra, mobiliti la sua diplomazia, che faccia sentire a tutti il grido di dolore dei cristiani perseguitati, che indica preghiere continue di tutta la Chiesa, che lanci una grande iniziativa umanitaria per i cristiani perseguitati.
Se lo farà saremo tutti con lui a dire basta col “silenzio complice”.
Antonio Socci - Da “Libero”, 5 aprile 2015
Le pape argentin a exhorté la communauté internationale à « ne pas rester inerte face à l'immense tragédie humanitaire en Syrie et en Irak », et ses « nombreux réfugiés »:
« Que cesse le fracas des armes et que se rétablisse la bonne cohabitation entre les différents groupes qui composent ces pays bien-aimés. »
Sans évoquer les persécutions des groupes djihadistes contre les chrétiens, le pape a demandé au Christ « d'alléger les souffrances de tant de nos frères persécutés à cause de son nom ».
François a parlé d'« espérance » pour qualifier l'accord-cadre conclu le 2 avril à Lausanne entre l'Iran et les grandes puissances sur son programme nucléaire. Il a souhaité que cet accord « soit un pas définitif vers un monde plus sûr et fraternel ».
Il a appelé à la fin des violences en Libye, où en février dernier les djihadistes de l'Etat islamique ont décapité 22 chrétiens coptes égyptiens. Une « volonté commune de pacification » a été aussi préconisée par François pour le Yémen, tout comme « la reprise du processus de paix entre Israéliens et Palestiniens », et « l'engagement de toutes les parties intéressées à la paix en Ukraine ».
Le pape n'a pas évoqué l'Asie ni l'Amérique latine, mais il a demandé « paix et liberté pour les victimes de trafiquants de drogue », en observant qu'ils « sont souvent liés aux pouvoirs qui devraient défendre la paix et l'harmonie ». De même, il a fustigé « les trafiquants d'armes, qui s'enrichissent avec le sang des hommes et des femmes », et toutes « les nouvelles et anciennes formes d'esclavage ». (Le Monde, 5 avril 2015)

Gesù Cristo è risorto!

Gesù Cristo è risorto!
L’amore ha sconfitto l’odio, la vita ha vinto la morte, la luce ha scacciato le tenebre!
Gesù Cristo, per amore nostro, si è spogliato della sua gloria divina; ha svuotato sé stesso, ha assunto la forma di servo e si è umiliato fino alla morte, e alla morte di croce. Per questo Dio lo ha esaltato e lo ha fatto Signore dell’universo. Gesù è Signore!
Con la sua morte e risurrezione Gesù indica a tutti la via della vita e della felicità: questa via è l’umiltà, che comporta l’umiliazione. Questa è la strada che conduce alla gloria. Solo chi si umilia può andare verso le “cose di lassù”, verso Dio (cfr Col 3,1-4). L’orgoglioso guarda “dall’alto in basso”, l’umile guarda “dal basso in alto”.
Al mattino di Pasqua, avvertiti dalle donne, Pietro e Giovanni corsero al sepolcro e lo trovarono aperto e vuoto. Allora si avvicinarono e si “chinarono” per entrare nel sepolcro. Per entrare nel mistero bisogna “chinarsi”, abbassarsi. Solo chi si abbassa comprende la glorificazione di Gesù e può seguirlo sulla sua strada.
Il mondo propone di imporsi a tutti costi, di competere, di farsi valere… Ma i cristiani, per la grazia di Cristo morto e risorto, sono i germogli di un’altra umanità, nella quale cerchiamo di vivere al servizio gli uni degli altri, di non essere arroganti ma disponibili e rispettosi.
Questa non è debolezza, ma vera forza! Chi porta dentro di sé la forza di Dio, il suo amore e la sua giustizia, non ha bisogno di usare violenza, ma parla e agisce con la forza della verità, della bellezza e dell’amore. (Papa Francesco, Messaggi Urbi et Orbi, 5 aprile 2015)

6 aprile: Lunedì dell’Angelo


Il lunedì dell’Angelo prende il nome dal fatto che in questo giorno si ricorda l'incontro dell'angelo con le donne giunte al sepolcro. Popolarmente si usa il termine Pasquetta.
Il Vangelo racconta che Maria di Magdala, Maria madre di Giacomo e Giuseppe, e Salòme andarono al sepolcro, dove Gesù era stato sepolto, con degli olii aromatici per imbalsamare il corpo di Gesù. Vi trovarono il grande masso che chiudeva l'accesso alla tomba spostato; le tre donne erano smarrite e preoccupate e cercavano di capire cosa fosse successo, quando apparve loro un angelo che disse: "Non abbiate paura, voi! So che cercate Gesù il crocifisso. Non è qui! È risorto come aveva detto; venite a vedere il luogo dove era deposto" (Mc 16,1-7). E aggiunse: "Ora andate ad annunciare questa notizia agli Apostoli", ed esse si precipitarono a raccontare l'accaduto agli altri.
La tradizione ha spostato questi fatti dalla mattina di Pasqua al giorno successivo (lunedì).

terça-feira, 17 de março de 2015

A Epifania do Senhor e os Reis Magos

    A palavra Epifania, em grego, significa manifestação.
    A tradição cristã recorda no dia 6 de janeiro a adoração dos Rei Magos, onde Nosso Senhor aparece como o Messias, o Enviado de Deus e o Salvador, particularmente dos Gentios, quer dizer dos pagãos.
    Os Padres da Igreja tiveram grande alegria em explicar a simbólica história dos Magos: as suas origens, a formação e preparação de seus corações, o apelo que lhes foi feito, a viagem, a sua parada em Jerusalém, a presença da Mãe junto do Menino Deus e os dons depositados aos seus pés. Estes comentários estão, certamente, presentes em todas as memórias. Contentemos de narrar os acontecimentos como o Evangelho nos dá a conhecer.
    A oeste da Judeia, para além do vasto deserto da Síria, estende-se o país antigamente habitado pelos Assírios, os Medas e os Persas. A nação dos Medas era constituída pela junção de antigas tribos, incluindo uma que é representada pelos Magos. Isolados pouco a pouco, eles formaram uma casta muito distinta, que tinha como atribuições - tais como os Levitas em Israel – o serviço do culto. Entre eles, existiam intérpretes de sonhos, magos e, nas classes mais elevadas, sábios e estudiosos, homens extremamente cultos. As suas vidas eram austeras e puras, de aparência nobre e autoridade poderosa, como a dos reis.
    O culto, onde exerciam o seu ministério, era o dualismo de Zoroastro, que admitia um duplo princípio: o deus do bem Ormuzd e o deus do mal Ahrimã. O primeiro era personificado pela luz, pelo fogo e pelo sol, enquanto o segundo pela obscuridade, pela desordem e pelo mal. Este culto tinha sofrido a influência dos Gregos, dos Partas e depois dos Judeus, exilados na Média. Através destes últimos, os Magos tiveram, sem dúvida, conhecimento dos Livros Sagrados: eles não ignoravam nem as predicações relativas ao Messias, nem a época próxima da sua aparição.
    Foi neste terreno assim preparado que deve ter caído o apelo divino. Dignidade e austeridade de vida, ciência e sabedoria, tudo contribuía para que fossem dóceis à ação da graça. Ora a alguns deles, enquanto contemplavam o céu numa noite iluminada pelas estrelas, apareceu um astro novo, cujo brilho extraordinário os atraía. Rapidamente os seus espíritos, conhecedores das Sagradas Escrituras, reconheceram neste astro o mensageiro da boa nova predita por Balaão (“De Jacob vem uma estrela, em Israel se levantou um cetro" Nm 24, 17). Ao mesmo tempo, Deus inspirou-lhes o ardente desejo de ver o novo e poderoso rei, o Messias, anunciado pela estrela. E sem tardar, separando-se de tudo e de todos que amavam, reuniram uma pequena caravana e partiram em direção ao Ocidente, à procura do menino rei que Israel festava já, sem dúvida.
    Quantos eram eles? Quais eram os seus nomes? A tradição sobre estes dois pontos é indecisa. Se os Padres da Igreja supõem, em geral, que eram três, é por causa dos três presentes que eles ofereceram. Mas, antigas pinturas, - nas catacumbas, por exemplo – mostram dois, quatro, oito, sempre vestidos com indumentárias persas e com bonés frígios. As tradições sírias e arménias contam até doze. Compreende-se que a mesma incerteza reine em relação aos seus nomes. Somente, num manuscrito do século IX aparecem os nomes que hoje conhecemos e aceitamos: Baltazar, Melchior e Gaspar.
    Eles seguiam lentamente, a passos de camelo, a estrela cintilante. O astrónomo alemão Johannes Kepler quis interpreta-la como a conjugação de Júpiter e Saturno. Mas, não conseguiu explicar como ela parecia ter brilhado sobre um só país, ter desaparecido subitamente e reaparecido em Jerusalém, ter seguido uma trajetória de Norte a Sul, em direção a Belém e ter parado em cima do lugar onde repousava o Divino Menino Jesus. Terá sido um meteoro milagroso, um cometa? Nada que o poder de Deus não pudesse realizar!
    Pouco se sabe sobre o momento da partida ou da duração da viagem. Mas um dado é certo: Os reis magos tiveram de percorrer cerca de dois mil quilómetros. Sabe-se que os Orientais, por causa dos seus meios de transporte, viajavam com vagar. Estima-se que eles chegaram três ou doze meses depois do nascimento de Nosso Senhor.
    Enquanto os santos viajantes continuavam a sua marcha, muitos eventos foram ocorrendo: Jesus nasce no estábulo; é circuncisado na sinagoga de Belém, teria juntamente com Nossa Senhora e São José, sem dúvida, sido acolhidos por devotos amigos em habitações menos miseráveis que a gruta; Nossa Senhora teria sido, quarenta dias depois do nascimento, apresentada ao Templo; em seguida – podemos conjeturar, colocando lado a lado os textos de São Lucas e de São Mateus – a Sagrada Família, indecisa em relação ao futuro, viajando até Nazaré, antes de organizar um estadia, pelo menos de alguns dias, na cidade de David. Talvez parecesse a São José e a Nossa Senhora que deveria ser ali o lugar indicado para educar aquele que era o descendente do grande rei.
    Entretanto, o movimento de fervor que se tinha levantado em volta da creche acalmou-se, não chegando sequer a propagar-se até Jerusalém. De repente, uma celeuma levanta-se entre os habitantes de Belém: uma majestosa caravana de estrangeiros, que imaginavam vir de longe, pára entre eles e pede para ver o Messias.
Os Magos seguiram viagem aprazível até Jerusalém. De repente, a sua guia celeste desapareceu. Teria sido nesta cidade o nascimento da criança profetizada? Eles dirigem-se, naturalmente, para venera-lo no palácio real. Mas ali o espanto misturou-se com fúria: Herodes acredita num complô para destrona-lo. O seu ciúme preocupado inspira a sua duplicidade, quando soube através de sábios da capital da profecia de Miqueias, que designava Belém como o lugar do nascimento de seu futuro rival, pedindo-lhes: “Ide e adorai o menino e voltai a dizer-me qual a sua morada: eu também devo e quero apresentar-lhe as minhas homenagens”.
    Eles retomaram a viagem e - que alegria! – logo à saída de Jerusalém, voltam a ver a estrela, rasgando o Céu, precedendo-os e convidando-os a seguirem-na. Subitamente, ela pára: a modesta habitação que ela designava, era bem a morada de um rei? Mas depois da supressa a fé vence. Eles entram. O que viram era simples e pequeno. Os seus olhos divinamente abertos não se enganavam. Aquele Menino, no braço de sua Mãe – onde iriam encontrar Jesus, senão sobre o coração de Maria? – não era somente um rei, nem um deus, mas Deus. E prosternando-se, adoraram-nO.
A santidade das suas vidas, a generosidade na hora da partida, a fidelidade constante e corajosa durante as fadigas da viagem e nas horas de prova, faz com que eles recebam as suas recompensas na iluminação dos seus espíritos e no êxtase dos seus corações.
    Com que alegria eles abriam os seus presentes! Com que prodigalidade colocaram aos pés de Jesus o ouro, o incenso e a mirra, os presentes habituais e tão simbólicos! Com que desprendimento eles se fizeram pobres para Deus, que finalmente conheciam, amavam e adoravam!
    Em seguida - depois de quantos dias? Passados tão rapidamente! – precisam partir. Eles teriam ficado, sem dúvida, se a graça que os levou até ali não os tivesse docemente, mas fortemente, solicitado o retorno. Eles partiram. Fiéis às suas palavras, poderiam ter voltado a Jerusalém e ter informado Herodes. Mas um anjo advertiu-os e, mais uma vez, dóceis às manifestações sobrenaturais, voltam aos seus países por um outro caminho.
    Poderíamos acreditar que eles não tenham vivido doravante das suas lembranças? Delas viveram, certamente, e propagaram-nas, preparando as suas almas e a dos seus compatriotas para a boa nova que um dia lhes ia ser anunciada. Este dia, segundo a tradição, eles também tiveram a alegria de ver. São Tomé teria vindo, quando eles já estavam na extrema velhice, derramar sobre as suas frontes – e sobre muitas outras dos habitantes dos seus países – a água do batismo. Talvez tenham até ajudado o santo apóstolo a propagar a fé em Jesus Cristo. O martirológio de Colónia diz que todos os três foram honrados com o episcopado. Outros, contam que eles morreram mártires.
    Pelo menos, nas igrejas orientais, adotando os nomes da crença popular, eles foram inscritos no Martirológio: Gaspar no dia 1 de janeiro, Melchior no dia 6 e Baltazar, finalmente, no dia 11 do mesmo mês.
    As relíquias dos Reis Magos foram encontradas na Pérsia por Santa Helena, mãe do imperador Constantino. Durante muito tempo, elas foram veneradas em Constantinopla – atual Istambul. Mas o imperador Anastácio dou-as, no século V, ao bispo Eustórgio de Milão. Quando Frederico Barba-Ruiva tomou esta cidade em 1163, despojou-a dos restos preciosos, levados para Colónia, onde até hoje se encontram.       

Le chapelet de O’Connell


Daniel O’Connel était un avocat, catholique, qui a mis son talent au service de la cause nationale de l’Irlande. Il a créé, en 1823, une organisation de masse, la « Catholic Association ». Bien qu'inéligible, parce que les catholiques étaient exclus des postes importants de l’armée, de l’administration e de la magistrature, ne pouvant siéger dans les deux chambres, O'Connell est triomphalement élu député en 1828. Londres transige et, en 1829, la loi sur l'émancipation des catholiques est votée, mettant enfin les catholiques sur le pied d’égalité avec les protestants.
C'était au temps où l'Irlande catholique gémissait encore sous le joug de la protestante Angleterre. On discutait, au Parlement britannique, une loi quelconque contre la liberté religieuse de l’Irlande. L'adversaire semblait triompher. Il s'agissait de lui arracher la victoire.  Un seul homme le pouvait, grâce à son prestige et à son éloquence: le grand O’Connell. Mais O’Connell n'était pas là. On le cherche en hâte, et on le trouve enfin dans une des salles du palais. Que faisait-il? Il recitait simplement son chapelet. On le presse de venir sans tarder prendre place à son banc; mais lui de répondre: “Laissez-moi finir ce chapelet; je fais plus en ce moment pour la cause de l'Irlande qu'avec les plus éloquents discours”.
Qui sait si ce ne sont pas, en effet, plus les chapelets d'O'Connell que ses interventions magnifiques au Parlement d'Angleterre qui ont rendu la liberté à sa patrie ?

sábado, 29 de novembro de 2014

O Cristo das Trincheiras, venerado no Mosteiro da Batalha


 
 
No antigo refeitório do Mosteiro da Batalha, ainda hoje podemos venerar o Cristo das Trincheiras, cuja história é pouco conhecida.
No sector português da Flandres, que ficava entre as localidades de Lacouture e Neuve-Chapelle, encontrava-se um artístico cruzeiro que dominava a paisagem da planície envolvente. Durante os meses de campanha esse Cristo pregado no seu madeiro ali esteve à chuva e ao vento, a atrair os olhares dos soldados portugueses. No dia 9 de Abril de 1918, sobre aquela planície caiu uma tempestade de fogo de artilharia, durante horas a fio, que a metralhou, a incendiou e a revolveu. Era a ofensiva da Primavera de 1918 do exército alemão. A povoação de Neuve-Chapelle quase desapareceu do mapa, de tão transformada em escombro. A área ficou juncada de cadáveres e entre estes jaziam 7.500 portugueses da 2ª Divisão do CEP mortos ou agonizantes. No final da luta apenas o Cristo se mantinha de pé, mas também mutilado. A batalha decepou-lhe as pernas, o braço direito e uma bala varou-lhe o peito.

Este Cristo ficou no seu cruzeiro durante quarenta anos erguido no mesmo local, até que em 1958 o Governo Português mostrou o desejo possuir aquele Cristo mutilado ao Governo Francês. Tornara-se um símbolo da Fé e do Patriotismo nacional e passou a ser conhecido como o "Cristo das Trincheiras". 
A imagem chegou a Lisboa de avião, a 4 de Abril de 1958, uma Sexta-feira Santa. Ficou em exposição e veneração na capela do edifício da Escola do Exército até 8 de Abril, quando foi conduzida para o Mosteiro da Batalha e colocada, a 9 de Abril à cabeceira do túmulo do Soldado Desconhecido, na sala do Capítulo.
A imagem foi acompanhada desde França por uma delegação de portugueses antigo combatentes da Grande Guerra, que residiam em França, e por uma delegação de deputados franceses, chefiada pelo Coronel Louis Christians. As cerimónias foram apoteóticas e milhares de portugueses desfilaram perante a imagem em Lisboa.
No dia 8 de Abril a imagem foi transportada num carro militar para a Batalha, sem qualquer cerimonial especial, aí ficou exposta na sala do refeitório do mosteiro para no dia seguinte, 9 de Abril, se efectuar a entrega oficial.  No dia 9 de Abril, pelas 11 horas, começaram a concentrar-se junto ao Mosteiro da Batalha numerosas entidades civis e militares, entre elas os Embaixadores de Portugal em França e de França em Portugal, os Adidos Militares da França, da Bélgica e dos Estados Unidos, as altas patentes portuguesas do Exército, Marinha e da Força Aérea. Ao meio-dia iniciou-se as cerimónias com a chegada do Coronel Louis Christian (França) e o Ministro da Defesa de Portugal Coronel Santos Costa. A guarda de honra foi prestado por um Batalão do Regimento de Infantaria N.º 7, Leiria. O andor que transportou o "Cristo das Trincheiras" entre a sala do refeitório e a sala do Capítulo esteve ao cuidado de representantes da Liga dos Combatentes da Grande Guerra. 

O "Cristo das Trincheiras" foi então deposto sobre um pequeno plinto adamascado à cabeceira do túmulo do "Soldado Desconhecido". Terminada as orações o Adido Militar Francês, Coronel Revault d'Allonnes, conferiu aos dois "Soldados Desconhecidos" duas Cruzes de Guerra, as quais foram depositadas sobre a campa rasa.
A fanfarra do Regimento de Infantaria n.º 19, Chaves, tocou a silêncio no final da cerimónia, enquanto uma Bateria de Artilharia do Regimento de Artilharia Ligeira de Leiria, salvava com 19 tiros.

terça-feira, 14 de outubro de 2014

Não quer cair? Suba os degraus da obediência e da virtude


 “Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. (São Pio de Pietrelcina)